enero 12, 2006

Alcohol, drogas y migración

Ayer, tras recibir una pregunta acerca del muro fronterizo propuesto en EEUU, Bush dijo lo que cualquier persona que vea más allá de sus narices sabe: que los migrantes mexicanos en EEUU hacen trabajos que los gringos no quieren hacer. Añadió que su actitud respecto a la inmigración es que “si encuentras un trabajador que quiere trabajar y una compañía que no puede encontrar a un estadounidense para hacer el trabajo, debe haber una manera legal, de manera temporal, para que se junten”. La realidad es que esto está en manos del Congreso gringo, no de Bush.

Pero además me pareció interesante que utilizara la siguiente analogía:
También tiene sentido quitarle presión a la frontera dándole a la gente una manera legal sobre una base temporal de venir aquí, para que no tengan que cruzar a escondidas. Ahora, algunos de ustedes puede que sean lo suficientemente viejos como para acordarse de los días de la Prohibición [se refiere a principios del siglo pasado cuando la manufactura, transporte, importación, exportación y venta de bebidas alcohólicas estaba prohibida en EEUU]. Yo no lo soy. Pero recuerden, hicimos ilegal el whisky, y ¿qué creen? La gente ingenió todo tipo de maneras para producirlo y distribuirlo. NASCAR empezó – una cosa positiva que salió de todo eso.
La analogía pues, es que la migración ilegal es como el whisky ilegal en aquellos días. Hacerlo ilegal no funciona. Pero además de la migración, esa analogía de hecho aplica de forma aún más directa a ese otro problema público que tantas muertes ha causado en México y en tantos lugares del mundo. Sí, ese que están pensando. Ese que empieza con “dro” y termina con “gas”. Si la prohibición no funcionó con el alcohol, ¿qué nos hace pensar que funciona con las drogas?

(vía Hit&Run)

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