junio 04, 2008

"Hay que pensar en México" ... ¿y?

Ahora que estamos en pleno "debate" (que más bien son una serie de exposiciones sin debate) sobre la propuesta de reforma a Pemex podemos leer muchas opiniones que llegan a la conclusión de que los partidos deben dejar de ver por sus intereses y pensar en los intereses de México. Un para de ejemplos son una columna reciente de Cecilia Soto donde compara Pemex con Petrobras y toavía mejor ejemplo es una entrevista de Mario Molina con Loret de Mola.

Pero una conclusión como esa ("debemos hacer lo mejor para México") es más bien una no-conclusión. ¿Qué clase de generalidad es esa? Obviamente nadie puede estar en desacuerdo, pero ¿y luego? La pregunta obvia, y desgraciadamente la pregunta que no se les hace, es ¿y qué es lo mejor para México?

Necesitamos respuestas más concretas si vamos a tener un debate ¿no?

junio 02, 2008

Crisis alimentaria = salvación del campo mexicano

Recientemente Hari publicó su análisis sobre la situación de los altos precios de los alimentos. Esta entrada es mi opinión respecto a lo que escribió. Entre las cosas que menciona Hari está la idea de que es natural que países productores de etanol lo utilicen para sustituir parcialmente el consumo de gasolina. En realidad no es “natural” que se use el etanol de esta manera. En Gringoria y Europa el uso de etanol como aditivo a la gasolina no fue por razones económicas, sino producto de leyes que obligaron a su uso. La justificación es que se trataba de una medida “ambientalista”. Ahora esos programas son criticados porque son en parte culpables de los altos precios de los alimentos. Es un buen ejemplo de consecuencias no deseadas de leyes promulgadas por legisladores con “buenas intenciones”.

Desafortunadamente, el de los alimentos es uno de esos mercados que generalmente está sobrereglamentado. De hecho, yo diría que la solución no está cuánto subsidio se da o cómo se aplica (siempre se aplicará mal). Tampoco es sembrar caña en lugar de otras cosas. Frenar el narcotráfico tendrá un efecto mínimo en el precio de los alimentos (y sí en cambio en el tamaño del aparato policía-ejército-gobierno). La solución es dejar que los mercados funcionen. Sé que esto va contra todo lo que la gente espera, pero si supieran más de economía lo demandarían. Abrir las fronteras a los alimentos (medida que ya se tomó … de manera tardía) y liberar los precios de los mismos. Si permitimos que los mercados funcionen entre más suban los precios mayor será el incentivo para invertir en su producción. Ésta, y no los programas gubernamentales que se anuncian cada cierto tiempo, es la salvación del campo mexicano. Si en cambio se decide fijar los precios de los alimentos nos espera una larga crisis.

¿Para qué diablos votamos?

En plena crisis alimentaria los diputados gastan enormes cantidades de dinero en comidas. Los senadores, mientras tanto, gastan millones por encima de lo presupuestado sin rendir cuentas. Comentando estas noticias con otra persona surgió la pregunta que da título a esta entrada: ¿Para qué diablos votamos? ¿Para qué, cuando políticos de todos los partidos se sirven con la cuchara grande al llegar a las legislaturas? ¿Para qué, cuando los legisladores  actúan primero viendo por el beneficio de su partido antes que el beneficio de quienes los eligieron?

La mayoría de quienes les gusta seguir las noticias y opinar comparten la opinión de que es importante votar. Francamente, yo no creo que sea tan importante. Votar es, para mí, simplemente una acción de defensa. Mi única posibilidad de intentar evitar que cierta gente llegue al poder. Pero es una acción de defensa bastante limitada: mi voto es uno entre millones; cuando voto me defiendo contra uno, mas aún así llegará otro que tal vez sea menos peor, pero seguirá siendo ladrón. Dadas estas observaciones la idea de que votar es importante es simplemente una idea que no va con la realidad. Votar tiene un impacto mucho menor que lo que muchos quisieran creer. Al final del día los políticos son políticos y vivir del dinero ajeno tomado por la fuerza hace de cualquier político un ladronsuelo cualquiera. No importa de qué partido sea.

Sumémosle a ello que se vienen nuevos partidos cuyos líderes se harán millonarios con nuestro dinero y no es difícil ver por qué uno se siente frustrado con el sistema político que tenemos y que lleva a uno a decir "¿Para qué diablos?"