enero 08, 2005

Políticos virtuosos

Pues ya es el 2005 y es hora de seguirle la pista a los presidenciables. Hay quienes ya llevan un trecho recorrido como el Güero y AMLO. De los Panistas todavía no sabemos mucho. Por lo pronto nos imaginamos que Creel es el candidato para mantener la línea de Fox (¿cuál línea?) y contenderá con Medina, Calderón y posiblemente Barrios. Tendremos que evaluar propuestas en algún momento. Por el PRI obviamente el que quiere es Madrazo, pero la manera en que lleven a cabo su proceso de selección dirá mucho acerca de si se ha reformado el PRI o si Madrazo representa la continuidad del viejo partido.

Por lo pronto AMLO va promocionando su plan de “nación alternativa” que, la verdad, está muy hueco. En su momento nos lanzamos a analizarlo.

Por el otro está el Güero Castañeda que cuando tuvo dinero pudo incrementar su exposición ante el público. Pero ahora se encuentra con menos lana y por lo tanto va a sufrir.

Va a ser un año muuuuy coupado.

A propósito hoy Mauricio Medino escribe en El Universal acerca de la ética que debemos exigir de nuestros políticos
La ética supone el reconocimiento de un conjunto de valores, que constituyen una suerte de síntesis de los mejores intereses de la sociedad. De ahí que el apego a esos valores no sólo sea bueno, sino que además sea inteligente.

Victoria Camps, una filósofa española que formó parte del grupo que contribuyó a darle contenido ético a la transición democrática de ese país, hablaba de tres virtudes públicas indispensables para afincar la democracia en el largo plazo: responsabilidad, tolerancia y solidaridad. No son condiciones, ni mucho menos requisitos para que ese régimen pueda existir, sino valores necesarios para que la democracia no se pierda entre los procedimientos electorales y las ambiciones políticas.

Es preciso evitarlo, a partir de un movimiento social capaz de denunciar y contener los excesos que amenacen el futuro democrático del país. Y ésta no puede ser una tarea de uno solo, ni de unos cuantos. Ha de ser un movimiento social mucho más extendido, para que los políticos que competirán por gobernar el país comprendan que no pueden seguir actuando en contra de los valores éticos, sin pagar un costo muy elevado por ello.
No se trata de pugnar por que todos se pongan de acuerdo, pues la democracia implica tanto la pluralidad como la diferencia. Tampoco de eludir la existencia de confrontaciones políticas, que derivan naturalmente de proyectos distintos. Se trata de que esas diferencias no se resuelvan a espaldas de la ética pública, y en ausencia de todo valor que no se refiera a la conquista cínica del poder. Se trata de poner la ética por delante, para defender la construcción democrática que todavía le falta al país.
Claro que, para empezar, hay que presuponer que todos creemos que los políticos deben comportarse de cierta manera. Las que plantea en su columna Medino, responsabilidad, tolerancia y solidaridad, desafortunadamente no podemos medir de manera absoluta. ¿Entonces como juzgamos?
Bernard Crick en "In Defense of Politics" habla más acerca de virtudes políticas y por qué defender a los políticos. Me propongo leerlo.