Recientemente Hari publicó su análisis sobre la situación de los altos precios de los alimentos. Esta entrada es mi opinión respecto a lo que escribió. Entre las cosas que menciona Hari está la idea de que es natural que países productores de etanol lo utilicen para sustituir parcialmente el consumo de gasolina. En realidad no es “natural” que se use el etanol de esta manera. En Gringoria y Europa el uso de etanol como aditivo a la gasolina no fue por razones económicas, sino producto de leyes que obligaron a su uso. La justificación es que se trataba de una medida “ambientalista”. Ahora esos programas son criticados porque son en parte culpables de los altos precios de los alimentos. Es un buen ejemplo de consecuencias no deseadas de leyes promulgadas por legisladores con “buenas intenciones”.
Desafortunadamente, el de los alimentos es uno de esos mercados que generalmente está sobrereglamentado. De hecho, yo diría que la solución no está cuánto subsidio se da o cómo se aplica (siempre se aplicará mal). Tampoco es sembrar caña en lugar de otras cosas. Frenar el narcotráfico tendrá un efecto mínimo en el precio de los alimentos (y sí en cambio en el tamaño del aparato policía-ejército-gobierno). La solución es dejar que los mercados funcionen. Sé que esto va contra todo lo que la gente espera, pero si supieran más de economía lo demandarían. Abrir las fronteras a los alimentos (medida que ya se tomó … de manera tardía) y liberar los precios de los mismos. Si permitimos que los mercados funcionen entre más suban los precios mayor será el incentivo para invertir en su producción. Ésta, y no los programas gubernamentales que se anuncian cada cierto tiempo, es la salvación del campo mexicano. Si en cambio se decide fijar los precios de los alimentos nos espera una larga crisis.
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