En plena crisis alimentaria los diputados gastan enormes cantidades de dinero en comidas. Los senadores, mientras tanto, gastan millones por encima de lo presupuestado sin rendir cuentas. Comentando estas noticias con otra persona surgió la pregunta que da título a esta entrada: ¿Para qué diablos votamos? ¿Para qué, cuando políticos de todos los partidos se sirven con la cuchara grande al llegar a las legislaturas? ¿Para qué, cuando los legisladores actúan primero viendo por el beneficio de su partido antes que el beneficio de quienes los eligieron?
La mayoría de quienes les gusta seguir las noticias y opinar comparten la opinión de que es importante votar. Francamente, yo no creo que sea tan importante. Votar es, para mí, simplemente una acción de defensa. Mi única posibilidad de intentar evitar que cierta gente llegue al poder. Pero es una acción de defensa bastante limitada: mi voto es uno entre millones; cuando voto me defiendo contra uno, mas aún así llegará otro que tal vez sea menos peor, pero seguirá siendo ladrón. Dadas estas observaciones la idea de que votar es importante es simplemente una idea que no va con la realidad. Votar tiene un impacto mucho menor que lo que muchos quisieran creer. Al final del día los políticos son políticos y vivir del dinero ajeno tomado por la fuerza hace de cualquier político un ladronsuelo cualquiera. No importa de qué partido sea.
Sumémosle a ello que se vienen nuevos partidos cuyos líderes se harán millonarios con nuestro dinero y no es difícil ver por qué uno se siente frustrado con el sistema político que tenemos y que lleva a uno a decir "¿Para qué diablos?"
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