noviembre 18, 2005

Temor al desarrollo tecnológico

Para terminar el post sobre nanotecnología voy al otro argumento de los científicos que quieren detener su desarrollo: el temor. Dado que no conocemos todas las consecuencias de estas tecnologías científicos como Mooney, Ribeiro y ambientalistas demandan mayor regulación. De hecho aquí cabe hacer mención de lo que está sucediendo en la UE. La UE tiene una de las regulaciones más estrictas en cuanto a productos químicos (entre otras muchas cosas, algunas totalmente ridículas como esta). Pues bien, no contentos con regular todo producto químico nuevo, los ambientalistas han logrado cabildear efectivamente al parlamento de la UE para que utilice el mismo procedimiento con que se evalúan los nuevos productos químicos para evaluar los productos que ya están en el mercado. Esto, además, deberá ser pagado por las empresas químicas a un gran costo. Caray, pensémoslo un poco; si el producto ya es de uso público y no ha pasado nada ¿cuál es la necesidad de regularlo? Seguro que hay productos peligrosos, pero la gente no es tonta y entiende que aún con lo peligrosos que son, el beneficio que obtienen de su uso es mayor que el riesgo, de lo contrario dejarían de usarlo. Si todavía utilizásemos caballos para transportarnos y, como mencionó Hari, alguien inventara el auto, ¿Uds. creen que las oficinas reguladoras gubernamentales lo aprobarían? Claro que no. Además de lo que mencionó Hari ahora sabemos que los autos contaminan. Peor aún, ¡utilizan gasolina! Esa sustancia química es de las más peligrosas a las que podríamos exponer a la población. Y sin embargo ¿qué ha pasado? Que el auto y la gasolina han cambiado al mundo. Nos permiten hoy hacer lo que era inimaginable antes de su invención.

Veamos como utilizan el temor Mooney y Ribeiro. Dice:

"Desde 1997, las universidades de Oxford y Montreal demostraron que el dióxido de titanio y el óxido de zinc en nanopartículas, presentes en cosméticos y bloqueadores solares, generan radicales libres y pueden ocasionar daños al ADN, provocando desde una simple inflamación de tejidos hasta tumores", puntualiza Ribeiro.

Mooney y Ribeiro destacan que en el mercado mexicano ya se pueden encontrar productos que contienen nanopartículas manufacturadas -moléculas diseñadas de carbono, o buckyballs, que miden algunas milmillonésimas de metro-, como en el caso de los cosméticos de L'Oreal, entre otras empresas; en aditivos alimentarios -adicionados a jugos cítricos- producidos por la empresa BASF, además de los que provienen de empresas que producen transgénicos (Monsanto, Bayer, Dupont, Syngenta y Dow), y de empresas alimentarias como Nestlé, Kraft Foods y Unilever.
No les digo, esas malvadas transnacionales. Pero de nuevo, si estos productos son dañinos, la gente dejará de utilizarlos. Es más si no proporcionan ventaja alguna respecto a los productos anteriores y su costo es mayor, la gente tampoco los utilizará. Ni las transnacionales ni ninguna empresa que quiera vender constantemente sus productos pondrán a propósito en el mercado un producto que pueda dañar a sus consumidores. Si lo hace, la gente dejará de confiar en ellas y perderán su dinero. Una muestra de que los consumidores mandan en el mercado y no las transnacionales es lo que sucedió recientemente con Sony BMG y el spyware que empezó a incluir en sus CDs. El rechazo fue total y Sony tuvo que removerlo de sus discos, darles discos nuevos a quienes habían comprado discos con spyware, y, por supuesto, disculparse.

No hay comentarios.: