El acuerdo migratorio con E. U. nuevamente está en la agenda nacional debido a la reciente reunión de Fox con Bush y Martin, por lo que expresaré mi opinión al respecto. Primero que nada, a mi parecer, los políticos mexicanos han tomado el camino fácil al alzar sus voces para exigir un “acuerdo migratorio”. Y digo el camino fácil porque en realidad lo que exigen no es un acuerdo entre dos partes donde cada parte pone algo, sino que exigen que el gobierno de E. U. haga algo al respecto unilateralmente.
¿Cuál es la solución al problema de inmigración? ¿Cerrar la frontera? No. ¿Amnistía? No. ¿Programa de trabajo temporal? Tal vez ayude, pero no soluciona el problema de fondo. ¿Cuál es el problema de fondo? La falta de empleos en México.
Por lo tanto, un real acuerdo migratorio implicaría compromisos por el lado mexicano para tomar medidas que promuevan la formación de empleos. Pero imaginemos que los legisladores estadounidenses hicieran recomendaciones respecto a qué medidas debería tomar México. Ya me imagino el grito en el cielo que pondrían nuestros legisladores. Gritos de “¡Soberanía!” y también “¡Intervencionismo!”. Por eso es irónico que los legisladores mexicanos sí hagan una recomendación respecto a una ley que ellos consideran que el gobierno estadounidense debe adoptar.
Dicho esto debe quedar claro que el tal “acuerdo migratorio” en realidad es una cuestión interna de E. U. Es cierto que afecta a los mexicanos en E. U., pero a final de cuentas se trata de una posible ley que debe aprobar el Congreso estadounidense basándose en lo que le pida su población y no en lo que pida el gobierno mexicano y que se aplicará en territorio estadounidense y sería ejecutada por el gobierno estadounidense.
El tema de inmigración ilegal es un tema espinoso en E. U. A los políticos no les gusta tocarlo porque fácilmente quedan mal ante un sector de la población. Y esto aplica tanto a Republicanos como a Demócratas.
Los Demócratas que se oponen a la reforma argumentan que los inmigrantes toman los empleos de los estadounidenses. La realidad es que los inmigrantes ilegales en su mayoría toman empleos que los estadounidenses no quieren. También hay demócratas como Ted Kennedy y la AFL-CIO que piden una amnistía para los ilegales que ya están dentro de E. U. Pero eso sólo motivará más inmigración y no resuelve el problema a largo plazo.
Del lado Republicano quienes se oponen a una reforma de inmigración argumentan que no se debe recompensar a quien ha violado la ley al entrar ilegalmente al país y que lo que se debe hacer es adoptar medidas fuertes para vigilar la frontera. Pero aún tomando medidas más drásticas para cerrar la frontera no será suficiente para detener el fenómeno de inmigración ilegal.
La realidad es que en E. U. hay empleos que los estadounidenses no quieren y en México hay gente dispuesta a tomar esos empleos: oferta y demanda. Las fuerzas del mercado son fuertes y, aún con leyes y muros de por medio, la gente encontrará la forma de pasar. Por eso es mejor legalizar y regular ese paso mediante un programa de empleo temporal que resultará en una disminución de la inmigración ilegal. De esta manera, además, se permite que la patrulla fronteriza pueda concentrarse en detener a delincuentes que se dedican a trasladar droga y a posibles terroristas, en lugar de estar deteniendo a gente que sólo pretende ocupar esos empleos que nadie más quiere. Si la seguridad nacional es prioridad para E. U., deben considerar seriamente un programa de este estilo.