noviembre 09, 2005

Kyoto es producto de políticos, no de científicos

Como ya se habrán dado cuenta quienes leen regularmente este blog, uno de los temas que más me interesan es el de “calentamiento global” o “cambio climático”. El mejor blog que conozco en el que se trata este tema desde el punto de vista puramente científico es Real Climate. Hoy tienen un post que me pareció en extremo interesante y que muestra que generalmente quienes abogan por ciertas medidas político-económicas (como el Protocolo de Kyoto) no siempre tienen a los científicos de su lado. El motivo de ese post fue una opinión del político inglés Nigel Lawson quien critica fuertemente al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). La función del IPCC es:
La función del IPCC consiste en analizar, de forma exhaustiva, objetiva, abierta y transparente, la información científica, técnica y socioeconómica relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático provocado por las actividades humanas, sus posibles repercusiones y las posibilidades de adaptación y atenuación del mismo.
La crítica de Lawson (de lectura altamente recomendable) se centra en las suposiciones económicas utilizadas en los escenarios que el IPCC presenta en sus reportes quienes asumen que a mayor crecimiento económico mayor la tasa de crecimiento de emisiones de dióxido de carbono, cuando la evidencia muestra lo contrario; conforme las economías crecen encuentran maneras más eficientes de utilizar energía y, por lo tanto, la tasa de crecimiento de emisiones disminuye.

Pero lo que se me hizo interesante fue la respuesta de los científicos de Real Climate:
… la mayor parte de la crítica de Lawson nace de una confusión entre el IPCC y las opciones políticas ejemplificadas por el Protocolo de Kyoto. Estas son dos cosas distintas. Como dice Roger Pielke Jr. (y concuerdo con él), la descripción científica de un problema no implica una respuesta política específica. En este caso, mientras que el proceso de Kyoto es un intento de atacar los problemas resaltados por el IPCC, no fue ni sugerido, ni recetado, por ese grupo. Por lo tanto, cuál balance entre adaptación… y mitigación… será más efectivo no es una pregunta que el IPCC pretende responder (aunque varias opciones se discuten en el reporte WGIII). …

Lawson sugiere que los asuntos económicos relacionados con el cambio climático deben ser discutidos en los departamentos de economía de los gobiernos, y dudo que alguien este en desacuerdo.
Gavin Schmidt, quien escribió el post en Real Climate, se sorprendería de cuántas personas de hecho piensan que fueron ellos, los científicos, los que propusieron Kyoto y que esa solución política está basada en algún tipo de ciencia. Vale la pena repetir lo que dice Schmidt: la descripción científica de un problema no implica una respuesta política específica.

El último párrafo de Schmidt defiende la existencia del IPCC y corrige a Lawson al recordarle que muchos de los mitos difundidos por activistas pro-Kyoto no tienen que ver con el IPCC, por ejemplo:
las aseveraciones populares de que hay un vínculo directo entre los impactos individuales de los huracanes Katrina y Rita con el calentamiento global. Como ningún científico ha dicho que hay una relación directa de causa y efecto …, cualquier reporte científico (como el siguiente reporte del IPCC) tampoco hará tal aseveración. Es precisamente porque esa “ciencia” superficial no es una muestra balanceada del estado-del-arte que existe el IPCC.
Esta es la opinión de sólo un científico, pero un científico que concuerda con consenso científico, un científico que favorece al IPCC y, lo más importante, un científico honesto a la hora de admitir hasta dónde llega lo que es ciencia y dónde comienza lo puramente político.

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