Era de esperarse que con los recientes meteoros (Katrina, Rita, Stan) surgieran voces que los asociaran al calentamiento global. Una de esas voces es la de José Roberto Vázquez quien publicó una columna titulada Protocolo de Kyoto en el diario Frontera. La verdad es que la columna no es muy buena que digamos; la mayor parte es un relato de los hechos como los entiende el Sr. Vázquez y sólo al final pone un par de frases dando a entender que los huracanes son provocados por el calentamiento global y que Estados Unidos debe aprender la “lección” de Katrina y firmar el Protocolo de Kyoto (PK).
Pero veamos los hechos según Vázquez:
Las consecuencias de no tener en el mundo un control inteligente y preventivo de la emisión de gases a la atmósfera, producidos por las actividades industriales, está provocando el efecto invernadero, que fue descubierto en 1947 por dos científicos: El estadounidense Frank Rowland y el mexicano Mario Molina -ambos ganadores del premio Nobel de Química en 1995-. Descubrieron que la capa de ozono de nuestro planeta, principal responsable en evitar la penetración de la radiación solar en la superficie terrestre, estaba disminuyendo.
Empezamos mal. Para empezar, Mario Molina tenía cuatro años en 1947, por lo que seguramente estaba descubriendo la lectura si acaso. En realidad el efecto invernadero fue descubierto en 1824 por Joseph Fourier. Lo que descubrieron Molina y Rowland fue que compuestos llamados clorofluorocarbonos (CFCs) dañan la capa de ozono. La confusión entre “calentamiento global”, “efecto invernadero” y “destrucción de la capa de ozono” es común, pero si vamos a entender el problema debemos entender la diferencia.
La mayoría de los científicos del clima efectivamente creen que el planeta se está calentando y que la causa principal es el efecto invernadero (que, de hecho, no tiene nada que ver con la manera como funciona un invernadero) provocado a su vez por el incremento en la emisión de dióxido de carbono por el hombre. El adelgazamiento de la capa de ozono, por otro lado, tiene poco que ver con el calentamiento global. De hecho, de acuerdo al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), la pérdida de ozono tiene un efecto neto de enfriamiento de la superficie y troposfera del planeta. Desde aquí vemos, pues, que el Sr. Vázquez no tiene idea de lo que habla. Pero sigamos:
La atmósfera de la Tierra está compuesta de muchos gases, entre otros el nitrógeno y el oxígeno pero el resto, menos de una centésima parte, son gases llamados “de invernadero” y son el dióxido de carbono, el metano y el dióxido de nitrógeno.
Existen otros gases invernadero en la atmósfera, pero definitivamente no debería olvidar el Sr. Vázquez el principal gas invernadero: el vapor de agua. Parte de la incertidumbre que tienen los modelos climáticos se debe precisamente a que no existe una buena manera de modelar el comportamiento del vapor de agua.
En pequeñas concentraciones, estos gases de invernadero son vitales para nuestra supervivencia. Permiten que cuando la luz solar llega a la Tierra, un poco de esta energía se refleje en las nubes y que el resto atraviese la atmósfera y llegue al suelo. Pero no toda la energía del Sol es aprovechada en la Tierra, una parte es “devuelta” al espacio. Como la Tierra es mucho más fría que el Sol, no puede devolver la energía en forma de luz y calor, por eso la envía como “infrarroja”.
La verdad que su manera de explicar las cosas deja mucho que desear. Definitivamente no creo que entienda el concepto de calor. Pero bueno, el chiste es que de la energía que nos llega del Sol sólo consumimos una pequeña parte y el resto es disipada de regreso al espacio. Parte de esta energía es disipada en forma de radiación infrarroja.
Los gases de invernadero absorben esta energía infrarroja como una esponja, calentando tanto la superficie de la Tierra como el aire que la rodea. Si no existieran los gases de invernadero, el planeta sería cerca de 30 grados más frío de lo que es ahora. Estos gases (principalmente el dióxido de carbono, CO2) se encargan de absorber la energía emitida por el Sol, impidiendo que los días sean demasiado calurosos o las noches demasiado frías.
Actualmente, la producción de los gases que provocan el llamado efecto invernadero ha aumentado. Esto provoca grandes y drásticos cambios en el clima mundial haciéndolo cada vez más impredecible, sufriendo alteraciones en las temperaturas regionales, en los regímenes de lluvia, incremento en la desertificación, alteraciones en la agricultura y la descongelación de los casquetes polares, incrementando así el nivel del mar y causando inundaciones en las zonas costeras y continentales en todo el mundo.
Aquí Vázquez cae en tremenda contradicción: primero dice que el clima es cada vez más impredecible y después él mismo pasa a hacer predicciones. Genial.
Lo peor es que se equivoca en ambas cosas. En todo caso hoy podemos hacer mucho mejores predicciones que en cualquier otro momento, y esto se debe a que tenemos mejor entendimiento del clima y hemos desarrollado tecnología que nos permite hacer mejores predicciones. Claro que el desarrollo de toda esta tecnología se la debemos al progreso general de la humanidad. Progreso que muchos ambientalistas quisieran borrar o detener.
Pero aún esta tecnología es limitada y las predicciones tienen una alta incertidumbre. Dada esta incertidumbre, es difícil predecir cuáles serán los efectos del calentamiento global. Claro que esto no detiene a los ambientalistas quienes tratan de convencernos de que estamos acabando con el planeta.
Lo que sigue es la discusión respecto a la firma del PK. Al final del texto Vázquez dice:
Algo más.
También crecen en poder y regularidad los huracanes.
Es cierto que el poder de los huracanes ha crecido, pero esto se debe principalmente a que la fuerza de los huracanes es cíclica. A partir de 1995 la fuerza de los huracanes se ha incrementado y se espera que sigamos en este ciclo por otros veinte años. Es posible que el calentamiento global contribuya al incremento en la fuerza ya que la mayor temperatura de los océanos ayuda a incrementar la fuerza de las tormentas y huracanes. Lo que definitivamente es falso es que la regularidad (supongo que se refiere a frecuencia) ha incrementado. El número de huracanes, de hecho, ha permanecido prácticamente constante. Lo que ha sido inusual este año es el número que ha pegado en las costas causando daños materiales. Pero esto nada tiene que ver con calentamiento global.
Último.
Parece que Estados Unidos no ha aprendido la lección de “Katrina”.
¿Y cuál se supone que es esa lección? Pregunto porque hay muchas lecciones que se podrían aprender de Katrina. Ciertamente una es que no podemos confiar en que el gobierno gaste el dinero en lo que más se necesita. Ahora que van a gastar enormes cantidades de dinero en reconstrucción, seguramente veremos que la planificación gubernamental no funciona porque se basa en decisiones políticas, no económicas. Esto, por cierto, ha quedado demostrado en el caso de Stan; muchas de las casas dañadas por Stan estaban en zonas de alto riesgo porque construcción fue promovida por intereses políticos.
Pero no creo que Vázquez se refiera a esto. De seguro la lección que según él debió aprender E. U. es que debe firmar el PK. La realidad es que eso es lo peor que puede hacer. De firmarlo estaría condenando al país a producir menos riqueza y, por lo tanto, a tener menos infraestructura para hacer frente a este tipo de tragedias.