Hoy de nuevo escribí un post para Mundo Abierto. Pasen a darle una leída. Lo reproduzco a continuación:
La semana pasada se reunieron los jefes de estado del G-8 para discutir dos temas: ayuda a África y el calentamiento global. Desgraciadamente, un tercer tema se metió con cuatro estallidos: el terrorismo islamista.
En su momento ya expresamos nuestro sentir respecto a estos ataques y hemos hablado antes extensivamente del terrorismo. Por otro lado, espero que Témoris toque el tema de la ayuda anunciada por el G-8 para África. Por lo que me concentraré en el tema del calentamiento global.
En el pasado, la posición del gobierno gringo era que no había evidencia de que el planeta se estuviese calentando debido a la acción humana. Tras esta reunión, Bush et al. por fin reconocieron que el fenómeno es real. La pregunta ahora es ¿qué debemos hacer al respecto?
El principal culpable del calentamiento global son las emisiones de dióxido de carbono. Varios países han firmado el Protocolo de Kyoto (PK), en el cual cada uno se compromete a bajar el nivel de sus emisiones. Sin embargo sólo dos países desarrollados han logrado reducir sus niveles: Reino Unido y Alemania. Y estos dos lo lograron debido a medidas que de todos modos iban a tomar con o sin PK. De manera que el PK, hasta el momento, no ha cumplido con las expectativas. Además, aún si se cumpliera el acuerdo lo que ganaríamos en términos de disminución del calentamiento del planeta en realidad sería muy poco (0.02 a 0.28 °C menos que el nivel sin PK). El PK es, por lo tanto, insuficiente para atacar el problema. ¿Cómo atacar el problema entonces?
La única manera viable de atacar el problema es el desarrollo de nuevas tecnologías. Tecnologías que nos permitan utilizar energía de manera más eficiente y tecnologías que nos permitan producir energía sin generar dióxido de carbono. Entre las primeras se encuentran, por ejemplo, los autos híbridos y los plásticos biodegradables. Actualmente ambos son más costosos que sus alternativas convencionales, pero esto cambiará conforme suba el precio de los hidrocarburos.
Pero las mayores ganancias las obtendremos al cambiar de fuente de energía. Existen varias alternativas a los hidrocarburos que además usan fuentes renovables como energía solar, eólica y los biocombustibles, pero ninguna de éstas será suficiente para proporcionarnos la cantidad de energía que requerimos. La única alternativa que puede sustituir a los hidrocarburos es la energía nuclear. La oposición a esta alternativa no es sin méritos, pero creo que al final es sus méritos sobrepasan sus desventajas.
Finalmente, las grandes plantas de autos híbridos, plásticos biodegradables y energía nuclear serán construidas por gobiernos y compañías. Pero el calentamiento global y el cuidado de nuestro planeta en general es primordialmente responsabilidad nuestra. Los gobiernos y compañías responden a nuestras demandas. Nuestras decisiones sobre qué consumimos, cómo manejamos, si reducimos, reusamos y reciclamos nuestra basura (las tres Rs) y casi todo aspecto de nuestra vida tiene un impacto real sobre el planeta aunque no lo parezca. No tenemos que esperar a que los líderes del mundo hagan algo para proteger el ambiente, ya hay muchas cosas que nosotros podemos hacer.
La semana pasada se reunieron los jefes de estado del G-8 para discutir dos temas: ayuda a África y el calentamiento global. Desgraciadamente, un tercer tema se metió con cuatro estallidos: el terrorismo islamista.
En su momento ya expresamos nuestro sentir respecto a estos ataques y hemos hablado antes extensivamente del terrorismo. Por otro lado, espero que Témoris toque el tema de la ayuda anunciada por el G-8 para África. Por lo que me concentraré en el tema del calentamiento global.
En el pasado, la posición del gobierno gringo era que no había evidencia de que el planeta se estuviese calentando debido a la acción humana. Tras esta reunión, Bush et al. por fin reconocieron que el fenómeno es real. La pregunta ahora es ¿qué debemos hacer al respecto?
El principal culpable del calentamiento global son las emisiones de dióxido de carbono. Varios países han firmado el Protocolo de Kyoto (PK), en el cual cada uno se compromete a bajar el nivel de sus emisiones. Sin embargo sólo dos países desarrollados han logrado reducir sus niveles: Reino Unido y Alemania. Y estos dos lo lograron debido a medidas que de todos modos iban a tomar con o sin PK. De manera que el PK, hasta el momento, no ha cumplido con las expectativas. Además, aún si se cumpliera el acuerdo lo que ganaríamos en términos de disminución del calentamiento del planeta en realidad sería muy poco (0.02 a 0.28 °C menos que el nivel sin PK). El PK es, por lo tanto, insuficiente para atacar el problema. ¿Cómo atacar el problema entonces?
La única manera viable de atacar el problema es el desarrollo de nuevas tecnologías. Tecnologías que nos permitan utilizar energía de manera más eficiente y tecnologías que nos permitan producir energía sin generar dióxido de carbono. Entre las primeras se encuentran, por ejemplo, los autos híbridos y los plásticos biodegradables. Actualmente ambos son más costosos que sus alternativas convencionales, pero esto cambiará conforme suba el precio de los hidrocarburos.
Pero las mayores ganancias las obtendremos al cambiar de fuente de energía. Existen varias alternativas a los hidrocarburos que además usan fuentes renovables como energía solar, eólica y los biocombustibles, pero ninguna de éstas será suficiente para proporcionarnos la cantidad de energía que requerimos. La única alternativa que puede sustituir a los hidrocarburos es la energía nuclear. La oposición a esta alternativa no es sin méritos, pero creo que al final es sus méritos sobrepasan sus desventajas.
Finalmente, las grandes plantas de autos híbridos, plásticos biodegradables y energía nuclear serán construidas por gobiernos y compañías. Pero el calentamiento global y el cuidado de nuestro planeta en general es primordialmente responsabilidad nuestra. Los gobiernos y compañías responden a nuestras demandas. Nuestras decisiones sobre qué consumimos, cómo manejamos, si reducimos, reusamos y reciclamos nuestra basura (las tres Rs) y casi todo aspecto de nuestra vida tiene un impacto real sobre el planeta aunque no lo parezca. No tenemos que esperar a que los líderes del mundo hagan algo para proteger el ambiente, ya hay muchas cosas que nosotros podemos hacer.
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