agosto 03, 2005

TUCOMes

Mientras esperamos los resultados de la selección del TUCOM priísta, se está formando ahora un TUCOM (todos unidos contra Marcelo) perredista. El objetivo de ambos grupos es elegir un precandidato alternativo a los precandidatos fuertes del PRI para la presidencia y del PRD para la jefatura del D. F. respectivamente. Creo que la idea de estos grupos es buena. Uno de mis columnistas favoritos, Sergio Sarmiento, escribió ayer que acerca del proceso que utilizará el PRI-TUCOM cuyo resultado debe anunciarse mañana (si es que no hay un rompimiento antes). Sarmiento advierte al final de su columna que el enfrentamiento entre Madrazo y el vencedor del PRI-TUCOM podría dividir al partido. Esta no es la primera vez que Sarmiento expresa preocupación por la posible división de los partidos debido a las contiendas entre precandidatos. Recientemente le preguntó a Felipe Calderón exactamente lo mismo para el caso del PAN (audio).

Cada caso es diferente, pero desde mi punto de vista, como ciudadano apartidista, un precandidato no debe suprimir su candidatura para cuidar al partido. El candidato y su proyecto (que se supone es para mejorar la situación de la gente) deben estar por encima del partido. De hecho yo defendería que la competencia interna es siempre buena para el partido. Lo que sí debe hacer es buscar una estrategia que le permita incrementar sus posibilidades de ganar. Por esto creo que pre-pre-elecciones como las de los TUCOMes son la idea correcta en ciertos casos.

Como digo que el candidato y su programa deben estar por encima del partido, creo que también se vale salirse del partido para ir a otro donde uno tenga mejor probabilidad de obtener la candidatura. Este sería el caso, por ejemplo, de Demetrio Sodi. En este caso, tanto el candidato como el partido ganan. Muchos critican cuando esto sucede porque dicen que muestra que ni el candidato ni el partido están comprometidos con sus ideales. Ciertamente tanto el partido como el candidato deben creer en sus ideales. Pero debe haber flexibilidad. Más aún cuando la población (y sus necesidades) del país es tan diversa. No podemos ni debemos esperar que el candidato panista, por poner un ejemplo, a la gubernatura de Nuevo León sea igual al candidato panista a la gubernatura del D. F. ¿Por qué? Porque las ciudadanías de cada lugar tienen demandas diferentes e ideologías diferentes. No se trata de que el PAN se vuelva de izquierda en el D. F., pero sí uno que pueda ganar y al mismo tiempo mantener los ideales básicos del partido.